jueves, 31 de enero de 2008

El poder de un bebé vs un guapo

Un bebé al igual que un guapo es capaz de atraer miradas sin emitir sonido alguno, ambos van por la vida como imanes.

Pongámonos en una situación específica:

Un guapo y un bebé se suben al mismo vagón del tren que tú, un viernes a las 9pm. Acabas de salir de la oficina, cuando en realidad hace 7 horas debías estar fuera... Para qué explicar tu día, si con ver tu cara de bull-dog basta y sobra.

En fin, aunque te fijes en el guapo y te salga la vena de heroina para hacer el esfuerzo de coquetear, con tu "exhausta - look", sería un milago que él se percatara de tu existencia.

En cambio un bebé, chiquito, medio inútil, incapaz de sobrevivir sin ayuda de los adultos, tiene el mismo poder de atracción que el guapo pero mejorado... quizás por ser de nueva generación.... El caso es que este ser no sólo capta tu atención, sino que te arranca una sonrisa, te roba tu atención haciéndote olvidar, aunque sea por un momento, los rollos que traías. Más aún, igual sin emitir sonido alguno, te hace hacer el ridículo enfrente de todos para hacerle caras.

Y ahí está el pequeñajo controlando a los grandulones, conquistando lo que adultos no pueden. A donde vaya se crea su club de fans. Te alegra el momento y si volteas a ver a tu alrededor, puedes observar la escena: "todos en babia en la contemplación del niño"...

¿¿¿Cuándo has visto en el tren que entre un adulto, y por más guapo que esté,
que la gente empiece a hablarle, a hacerle muecas y movimientos para que sonría?


En general, después de la adolescencia en la que queriendo o sin querer es época de rídiculos y generar emociones entre los adultos. Los bebés son los únicos a los que no les importa el qué dirán, simplemente van haciendo sonreir a conocidos y desconocidos, sin importar las diferencias.

¿Qué pasaría si no abandonáramos nuestro espíritu infantil?
¿Seríamos capaces de eliminar la cara de bull-dog?
¿Seríamos productores de sonrisas?
¿Seríamos más sencillos?
Seríamos felices.

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