sábado, 2 de febrero de 2008

Un día, un minuto, un segundo… ¡¿Estás y no estás?!

Un año nuevo

Un día, un minuto, un segundo… ¡¿Estás y no estás?!

Como dicta la costumbre anual y en general, si no perteneces a ese grupo de personitas y personotas privilegiadas con vacaciones escolares, después de las uvas y el descanso del 1 de enero toca regresar a la realidad de levantar el país pronto…muy pronto, esto es el 2 de enero.

Es increíble cómo te desacostumbras tan rápido a algunas cosas, por ejemplo: sólo se descansa un día, pero al reanudar las actividades normales resulta intolerable percibir otra vez ese sonido agudo y constante de la alarma que nos anuncia el primer gran reto de libertad del día: despertarnos…

En realidad despertarte y levantarte de la cama, implica sufrir un enfriamiento repentino al tener que abandonar el huequito calientito y cómodo que conseguiste crear después de horas y horas, para luego entrar en shock por ventilación total causado por el proceso requerido para poder acceder a algo de calorcito en la ducha. En países donde haga un clima templado o caliente podrán pensar que es una exageración, pero quien viva en un lugar donde el invierno cumple su definición, saben lo que implica desvestirte… Aunque obviamente también existen los que no compartan el sufrimiento que causa a otros levantarse en invierno, ya que ellos cuando uno va conectado las neuronas para ordenarles pensar en la posibilidad de levantarse, ellos ya vuelven de hacer ejercicio e incluso desayunados. Sin embargo, para el resto de los mortales, pasado el trago amargo, se diversifican las opciones: están los que a pesar de que conocen que la naturaleza no perdona, creen que son especiales, por lo que se van sin desayunar, hasta que un día su gastritis autogenerada no los deja irse nunca jamás sin comer algo. Están también los chicos buenos que sí desayunan, aunque en este grupo se incluyen los que comen pero desequilibradamente, o mucho o poco o simplemente mal.

Luego cada a cumplir con sus obligaciones, si es que no surge algún imprevisto…. Como el ir bajando de los trenes hacia la oficina, en una esquina ver 2 ambulancias y 2 coches de policías. En el suelo de una de las esquinas rodeada de varios paramédicos de rodillas.

Es impresionante, sentirte dentro de un capítulo de House, pero con la impotencia de que no eres él ni ninguno de sus ayudantes, o sea que no eres de utilidad en la escena. Simplemente te reconforta ver que la persona ya está siendo atendida por especialistas.

Observas la escena sin detenerte y parece que el tiempo está en pausa, todos en la calle, ventanas, bares y tiendas están mirando sin mover ni un párpado hacia donde se encuentra la persona tendida en la esquina. Los únicos movimientos veloces son las manos del paramédico que suben y bajan rítmicamente para intentar reanimar a la víctima, eres un simple espectador y contemplas la escena, continúas sin detenerte… lo único que te quedaría sería rezar… pasas… y tu día sigue.

Sin embargo, esa persona…

¿Quién sería? ¿Qué edad tendría? ¿A qué se dedicaría? ¿A dónde se dirigía?

¿Qué le pasó? ¿Conseguirían que siguiera viviendo?

¿Habrá ya hecho algo de su vida que realmente valga la pena y deje huella?

¿O tendría todavía muchas costuritas pendientes?

¿Quiénes la echarían de menos si faltara?

Es curioso, a penas empieza el año y mientras unos son famosos por conseguir ser los tan esperados primeros bebés en nacer, otros entran directamente y sin esperarlo en las estadísticas de los primeros en morir.

Pero bueno qué se le puede hacer, así es la vida, lo que queda claro es que definitivamente si él/ella murió ahí en ese mismo instante, ya no tendrá que pasar más por el suplicio de levantarse cada día.

¿Cómo se habrá acostado? ¿Con tristeza, enojo, preocupación o felicidad?

¿Cómo habrá sido su despertar esa mañana?

No se sabrá.

Pero la vida sigue, sigue igual… Bueno a lo mucho puedes tener más presente, al menos por unos días o unas horas, que hoy estás, mañana...

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